lunes, 8 de diciembre de 2008

Un asesino fantásticamente cruel


Una asesino fantásticamente cruel

En esto de la criminalidad hay historias de historias, unas más conocidas que otras, en esta ocasión recordaré una para los que ya la conocen y la relataré para los que no… Se trata de Jack el Destripador. Esta vez nos trasladaremos a Londres, específicamente al barrio Whitechapel; que se convirtió en el castillo donde reinó el terror en el otoño de 1888. Durante diez semanas las páginas de los diarios londinenses publicaban alarmantes hechos a manos de una persona astuta y conocedora de la ciencia médica, pero enfermo mentalmente como para disfrutar con placer al ver que las autoridades policíacas ignoraban su identidad. Lo que desconocían era que más de cien años después su nombre no conseguía ser revelado. A lo largo de éste lapso, se especuló mucho respecto con quién podría ser la persona capaz de asesinar a cinco personas sin dejar algún rastro factible; un peluquero, un pintor, un policía y hasta una mujer que se disfrazaba de hombre figuraban en la larga lista de sospechosos. Incluso, se escuchó una historia Real que involucraba al príncipe heredero Duque de Clarence, nieto de la Reina Victoria, en un romance con una plebeya. La habladuría rezaba que las 5 prostitutas asesinadas conocían el idilio secreto, fruto del cual nació una hija, por lo tanto el médico de la Casa Real, Guillermo Gull se encargó de que el escándalo no saliera a la luz pública eliminando a las mujeres.

La serie de crímenes, caracterizados por múltiples mutilaciones, inició el 31 de agosto, cuando se encontró el cuerpo de Anne Mare Nichols conocida como Polly, de 42 años. Media hora antes del hallazgo, fue brutalmente golpeada en la mandíbula inferior izquierda (se presume que por una persona zurda) y su abdomen había sido mutilado, de esta manera cinco niños quedaban sin madre. El 8 de septiembre, una señora que se dirigía hacia el mercado tropezó con el cadáver de Anna Chipman, mismo que carecía de vagina, útero y vejiga extraídos con incisiones limpias y profesionales. A partir del 25 de septiembre llegaron hasta las manos del jefe de la policía londinense cartas firmadas por “Jack el Destripador” haciendo alarde de la perfección de sus crímenes y anticipando futuros ataques.

La madrugada del 30 de setiembre dejaba al descubierto un cuerpo femenino que yacía, cuyas faldas habían sido levantadas más allá de sus rodillas, los despojos pertenecían a la sueca Elizabeth Stride. Esta vez el ejecutor no se había exasperado tanto o quizás lo habían interrumpido, no obstante le fraccionó la tráquea en dos. Casi paralelamente y a pocas calles de la escena se apreciaba otro cuerpo sin vida, identificada como Kate Eddowes quien también había sido degollada de izquierda a derecha y le hacían falta algunos órganos. Así, transcurrieron con una alarmante calma los días hasta el 9 de noviembre cuando se presentó el último y quizá, el más violento homicidio, los restos de Mary Kelly de 21 años fue ubicado en su habitación. La ferocidad de este asesinato asombró a los cirujanos, su cuerpo estaba abatido con múltiples heridas de arma blanca, completamente mutilado y con la arteria carótida seccionada. Después de esto, nunca se volvió a saber del homicida, no hubo cartas ni crímenes; finalmente Jack salió de escena tan anónimamente como había entrado. Las cinco mujeres asesinadas tenían en común su oficio: eran prostitutas, además de matrimonios frustrados, alcoholismo a causa de depresiones propiciadas por muerte de hijos, padres o esposos.

Así, estos hechos parecen tomados de mala película de terror sin calidad, sin embargo, a veces nos cuesta tanto creer que una persona pueda ser tan vil y cruel para cometer este tipo de actos macabros, que preferimos buscarle otras explicaciones dramáticas para disculpar el lado más oscuro del ser humano. Ajustes de cuentas, freno a un posible escándalo Real o repudio hacia las prostitutas, el móvil de la masacre no esta definido y mucho menos su autor intelectual; más de un siglo después lo más sorprendente es que la búsqueda de las respuestas de este hecho han reunido a investigadores, especialistas, policías, detectives y otras autoridades competentes sin lograr desaparecer el gran signo de interrogación que rodea el caso del asesino en serie más famoso de todos los tiempos. ¿De quién será la responsabilidad o insuficiencia? O ¿De quién sería la astucia?

1 comentario:

Zeon1137 dijo...

Hay que reconocerlo quien haya sido Jack El Destripador, era bastante inteligente y un médico muy eficaz talvez un prodigio de la medicina, es una lástima que haya tomado el camino incorrecto, tal vez hubiera generado bastantes adelantos medicos si se lo hubiera propuesto.