martes, 9 de diciembre de 2008

La condesa que buscaba juventud eterna



Erzsebet Báthory fue una aristócrata húngara perteneciente a una de las más ilustres familias de Europa descendientes de un poderoso clan de los hunos, sin embargo, su influencia se desvaneció poco a poco hasta desaparecer hacia la segunda mitad del siglo XVII. A sus quince años, dueña de una excepcional belleza, contrae matrimonio con el conde Ferencz Nádasy, conocido como “El Héroe Negro” y se mudan al lejano castillo Csejthe. Estaba rodeada por personas practicantes de esoterismo y magia negra que sin duda influenciaron su pensamiento y creencias, esto unido a la continua ausencia de su esposo hizo que empezara a manifestarse su perversidad. Por ejemplo, creía que sus dolores de cabeza se desvanecían al morder a sus doncellas, por ello, cuando sufría de jaquecas las pobres muchachas eran mordisqueadas. Entre sus pasatiempos contaban pinzar a sus costureras con agujas mientras contemplaba la sangre brotar o bien, cubría el cuerpo de alguna sirvienta con miel y observaba cómo las hormigas la torturaban.
La situación se agravó cuando los cuatro embarazos de sus hijos le pasaron la factura. Su vieja niñera le aconsejó bañarse con sangre de doncella para que se conservara eternamente joven. Cierto día quiso confirmar esas palabras, así que mientras una doncella la limpiaba la abofeteó de manera que la hizo sangrar, parte del flujo salpicó en su mano y ella al observarse, creyó que su piel estaba más blanca y tersa. A partir de este momento, los baños de sangre se convirtieron en su obsesión y un carruaje negro con el emblema de la Condesa Báthory acompañado de un grupo de brujas recorría el pueblo en busca de jóvenes hermosas y con buena salud que eran reclutadas en el castillo (bajo la promesa de trabajo), sometidas a tormentos: eran azotadas hasta morir, quemadas en los pechos, pies y genitales con hierros candentes; con sus bocas cosidas para que no escuchar los gritos, cortaban sus venas y arterias mientras la bañera se llenaba de sangre para que ella tomara sus baños rejuvenecedores. Pero su más famoso entretenimiento fue “La Doncella de hierro”, una muñeca de tamaño natural, con cabello rubio, joyas y maquillaje; abrazaba a las víctimas de la condesa y sus falsos senos se abrían apuñalando a su presa, posteriormente eran degolladas y la sangre bebida por Erzsebet.
Gracias a once años de desapariciones sin explicación y a la ayuda de unos lobos que desenterraron cuatro cadáveres alrededor del castillo, las autoridades comenzaron a investigar: encontraron a la condesa realizando uno de sus rituales sangrientos. A la “dama” le perdonaron la vida y la encarcelaron en una habitación con solo un agujero donde le pasaban el alimento y agua, murió cuatro años después con 610 víctimas contadas. Su conducta sangrienta, se debe a la condición endogámica (contraer matrimonio entre familia) que requiere la nobleza húngara para mantener sus posesiones. Este hábito provoca enfermedades mentales y psicosis.

1 comentario:

De Puño y Letra dijo...

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